29 abril, 2013
26 abril, 2013
El experimento ruso del sueño.
Investigadores rusos, a finales de los 40's mantuvieron a 5 personas
despiertas por 15 días utilizando un estimulante basado en gas.
Los tuvieron encerrados en un ambiente sellado para monitorear
cuidadosamente el uso de oxígeno, para que el gas no los matase, debido a sus altas concentraciones. Ésto fue antes de que existiera el
circuito cerrado, por lo que tuvieron que usar micrófonos y ventanas con
grosor de 5 pulgadas para monitorearlos. El cuarto estaba lleno de
libros, cobijas para dormir (pero ninguna cama), agua corriente, baño y
la suficiente cantidad de comida para que los 5 sobrevivieran por un
mes.
Los sujetos de prueba eran prisioneros políticos y de guerra declarados enemigos del Estado durante la Segunda Guerra Mundial.
Todo estuvo bien por los primeros 5 días; Los sujetos rara vez se quejaban después de que (falsamente) se les hubiera prometido su libertad si aceptaban tomar parte de la prueba y no dormir por 30 días. Sus conversaciones y actividades fueron monitoreadas y los científicos notaron que conforme pasaba el tiempo, ellos hablaban sobre incidentes traumáticos de su pasado.
Después de 5 días se empezaron a quejar de las circunstancias y eventos que los llevaron a donde estaban y empezaron a demostrar paranoia severa. Dejaron de hablar entre ellos, y comenzaron a murmurar de manera alterna en los micrófonos. De manera extraña, todos parecían creer que podían ganar la confianza de sus captores si traicionaban a sus camaradas. En un principio se creyó que esto era un efecto del gas. [...]
Los sujetos de prueba eran prisioneros políticos y de guerra declarados enemigos del Estado durante la Segunda Guerra Mundial.
Todo estuvo bien por los primeros 5 días; Los sujetos rara vez se quejaban después de que (falsamente) se les hubiera prometido su libertad si aceptaban tomar parte de la prueba y no dormir por 30 días. Sus conversaciones y actividades fueron monitoreadas y los científicos notaron que conforme pasaba el tiempo, ellos hablaban sobre incidentes traumáticos de su pasado.
Después de 5 días se empezaron a quejar de las circunstancias y eventos que los llevaron a donde estaban y empezaron a demostrar paranoia severa. Dejaron de hablar entre ellos, y comenzaron a murmurar de manera alterna en los micrófonos. De manera extraña, todos parecían creer que podían ganar la confianza de sus captores si traicionaban a sus camaradas. En un principio se creyó que esto era un efecto del gas. [...]
24 abril, 2013
Los Leucocitos
Me he vuelto a pinchar con un alfiler perdido entre mi ropa y ha
empezado a brotar de mi dedo corazón millones y millones de mi Yo
repetido.
Podríamos saber casi todo a partir de una gota de mi exclusiva e
irrepetible sangre. No está tan valorada como la de unicornio pero
tiene muchas mas cosas que contar (lo aburrido que puede llegar a ser
un unicornio, tienen poquísima charla).
A través de un microscopio puedo ver bailar miles de células que absolutamente desconozco y ni siquiera podría recordar de vista. Bailan porque esa es la cualidad mas destacable de mi liquido elemento. Al ser la música uno de mis principales alimentos y al zamparme una ración diaria generosa tengo la sangre como el negro de Boney M, muy bailonga.
A través de un microscopio puedo ver bailar miles de células que absolutamente desconozco y ni siquiera podría recordar de vista. Bailan porque esa es la cualidad mas destacable de mi liquido elemento. Al ser la música uno de mis principales alimentos y al zamparme una ración diaria generosa tengo la sangre como el negro de Boney M, muy bailonga.
Ultimamente mi alimentación musical consiste sobre todo en conservas
de toda la vida, de esas que no tienen caducidad, de esas que te
solucionan un almuerzo o una cena. También estoy echando al carrito
“Productos frescos de nuestra huerta”, cada día me gusta más descubrir
nuevos sabores y así voy equilibrando mi menú musical diario.
Con mi sangre podríamos crear, con ánimo de hacer daño a la paz
mundial, millones de clones de mi propia persona ( misión totalmente
innecesaria para la humanidad) pero sería un gasto injustificable de
materiales.
El microscopio es divertido los primeros cinco minutos después es
como la Superbowl, y en este a caso a ninguna plaqueta se le va a salir
una teta.
Completamente lleno de mí mismo, así me siento, un gran tetabrick
químico, un surtidor de ADN, uno miembro mas de esta franquicia humana.
Hoy he derrochado de un pinchazo un poco de este líquido tan preciado
y tan necesario para poder seguir participando del juego. Ha goteado en
el suelo, menudo porrazo se habrán dado los glóbulos y los leucocitos
esos. ¿Leucocitos? igual lo utilizo como nombre artístico de mi grupo de
pop electrónico, lo malo es que no tengo apenas nociones de
electrónica.
Gotita cultural: Los leucocitos (del griego λευκός blanco y κύτος bolsa, de ahí que también sean llamados glóbulos blancos) son un conjunto heterogéneo de células sanguíneas que son los efectores celulares de la respuesta inmunitaria, interviniendo así en la defensa del organismo contra sustancias extrañas o agentes infecciosos (antígenos). Se originan en la médula ósea y en el tejido linfático.
15 abril, 2013
Alucinante
Dave Weckl, Vinnie Colaiuta y Steve Gad, tres increíbles baterías que ejecutan, para mi, uno de los mejores espectáculos con baterías de YouTube. No se lo pueden perder.
Weckl: chops; Gadd: groove; Vinnie: "look, with one hand!"
Puto es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece;
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.
Puto es el gusto, y puta la alegría
que el rato putaril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.
Mas llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado,
si de otras tales putas me pagare;
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas.
y puto el que sus gustos apetece;
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.
Puto es el gusto, y puta la alegría
que el rato putaril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.
Mas llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado,
si de otras tales putas me pagare;
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas.
05 abril, 2013
03 abril, 2013
"El País de las Cucharas Largas"
Cuentan que viajaba un extranjero por un
país extraño y, perdido como estaba a causa de un mapa más bien escaso
de
indicaciones, el azar lo condujo hasta un minúsculo pueblo que
parecía estar formado únicamente por dos enormes casas, una a cada lado
de la carretera: una estropeada, vieja y oscura; la otra lujosa, limpia y moderna.
Bienvenido al País de las Cucharas
Largas
saludaba un letrero a la entrada del
pueblo. Pero lo cierto es que no se veía un alma. No fue hasta que
aparcó el coche y paró el motor que le pareció escuchar algún tipo de
murmullo,
ruidos, voces apagadas y lejanas.
Se bajó del coche con la esperanza de
encontrar a alguien que le indicase cómo volver a la carretera principal
y se dirigió a la casa vieja, de donde parecía
proceder tan sordo jaleo. Lo cierto es que conforme se fue acercando
a la entrada los sonidos procedentes del interior iban haciéndose cada
vez más fuertes. Al principio el extranjero se animó
ante la evidencia de que allí había gente. Tal vez, pensó, estén
todos celebrando alguna reunión vecinal. Pero en cuento atravesó el
umbral del edificio su ánimo se transformó en preocupación.
Ahora, claramente, se oían gritos, lamentos, llantos…
Apresurado por prestar auxilio, el
extranjero encontró la habitación de donde provenía semejante algarabía.
Y cuál fue su sorpresa cuando, al abrir las
puertas, se encontró con una sala de banquetes, llena de largas y
blancas mesas, y sobre ellas una extraordinaria abundancia de comida.
Platos de todo tipo, carnes de las más variadas, frutas,
postres, mariscos, inmensas tartas decoradas… A pesar de lo cual los
comensales allí reunidos no dejaban de llorar desconsoladamente, de
gritar hasta el desespero. Todos
tenían una delgadez
extrema, la cara demacrada, los huesos de las… ¡Cielos! Se fijó el
extranjero. No tenían manos. En su lugar tenían enormes y largas
cucharas. Unas cucharas extremadamente largas. Tan largas que
resultaba imposible llevarse nada a la boca. ¡Dios mío, la gente
estaba llorando de hambre!
Por supuesto que en cuanto lo vieron
entrar todos intentaron abalanzarse sobre él, en un intento desesperado
por que les ayudase a comer. Afortunadamente, el
extranjero supo reaccionar a tiempo y salir huyendo.
Las prisas y la inercia lo llevó a
refugiarse al edificio de enfrente. Y a penas cuando le asaltó el temor
de volver a encontrarse con una situación
similar lo que escuchó fue una dulce música y risas. Parecía… Sí
parecía una… ¿fiesta? No dudó en acercarse a fisgonear y en efecto, en
una sala muy parecida a la del edificio anterior, encontró
una enorme sala de banquetea, llena de largas y blancas mesas, y
sobre ellas la misma extraordinaria abundancia de comida. Pero allí la
gente era feliz. Carecían de manos, como sus vecinos. En su
lugar también tenían enormes y largas cucharas que les impedían
llevarse la comida a la boca. Pero allí todo el mundo estaba alimentado.
Cada comensal, pausada y cariñosamente, daba de comer a su
pareja de mesa.
"Recuentos para Damián"
Jorge Bucay
Jorge Bucay
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